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Becas comedor, la única forma de comer para uno de cada tres niños españoles

Uno de cada tres niños en España vive en riesgo de pobreza o exclusión, una situación que se ha agravado con la pandemia. Fundación MAPFRE impulsa la iniciativa ‘Alimentando a los más pequeños’ para canalizar microdonaciones para el programa Becas Comedor 2021-2022 de Educo.

Ana López Varela

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Un año después del inicio de la pandemia, el progreso ha retrocedido en prácticamente todos los indicadores importantes de la infancia. Según datos de Unicef, la pobreza infantil aumentará en torno a un 15% en los países en desarrollo. Se prevé que 140 millones de niños de estos países vivirán en hogares por debajo del umbral de la pobreza. Pequeños que van al colegio sin desayunar. Menores que al sonar el timbre del recreo buscan como entretener el hambre o disimular ante sus compañeros porque no tienen bocadillo. Estómagos vacíos en edad escolar. Imágenes que pueden extrañar a muchos pero que forman parte de una realidad invisible en un país como el nuestro. 

Si la situación ya era preocupante antes de la llegada del coronavirus. De hecho, en la era precovid, la pobreza infantil en España se encontraba en un 27,4%, afectando a 2,3 millones de niños, niñas y adolescentes, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) para 2019 realizada por el INE. En este último año la cifra se ha disparado a causa de la pandemia. El indicador AROPE de riesgo de pobreza y exclusión social de la población infantil se ha incrementado hasta llegar a un 30,1%. De hecho, los expertos aseguran que la tasa podría experimentar un incremento significativo hasta el 33,3 % en 2021. Una realidad que supondría que uno de cada tres niños en España crecerá en situación de pobreza. Casi 2,5 millones de niños y niñas.

Analizando los datos queda claro que la infancia es el colectivo más vulnerable en todas las comunidades autónomas siendo la malnutrición una de las consecuencias directas de esta situación. Algo más que se pone de manifiesto en los centros escolares de todo el país. La desigualdad se está incrementado hasta el punto de que parte del alumnado se enfrenta a una triple brecha: económica, social y educativa. Y la pandemia no hecho más que empeorar esta realidad ya que muchos de estos pequeños no tienen garantizada una comida completa y equilibrada al día. Algo que les marcará para siempre: la desnutrición en los primeros años de vida afecta al crecimiento del cerebro y al desarrollo intelectual. Existen infinidad de estudios que apuntan a la alimentación adecuada como un requisito fundamental para garantizar el máximo rendimiento escolar de los alumnos. Además, está probado que la pauta de no tener acceso al comedor escolar aumenta el riesgo de absentismo escolar.

Por eso, el acceso al comedor escolar durante todo el año es la oportunidad que muchos niños cuyas familias atraviesan dificultades económicas tienen de recibir una comida adecuada para su edad. La única en los casos más extremos. Sin embargo, como cada año, la llegada de los meses estivales y las vacaciones escolares dejará sin su única comida completa a miles de niños. Y el problema no se reduce a los niños que no comen lo suficiente. También los hay que comen, pero mal, basando su dieta en alimentos que no aportan los nutrientes necesarios para crecer sanos. 

Una alimentación sana para los niños todo el año

Desde hace años, muchas organizaciones e instituciones piden a las administraciones responsables la apertura de comedores en verano para los niños que viven en mayor situación de vulnerabilidad. En ese sentido, desde Fundación MAPFRE se ha impulsado la iniciativa Alimentando a los más pequeños para canalizar microdonaciones para el programa Becas Comedor 2021 de Educo (puedes hacer tu donación aquí). Unas aportaciones que van destinadas a financiar el coste del comedor en un porcentaje que va desde el 25% al 100%, en función de las necesidades reales de las familias. Desde la organización destacan que se trata de mucho más que una comida completa. Las becas comedor no solo garantizan una alimentación equilibrada, son también un importante factor de integración de estos pequeños en la escuela y les ayuda a mejorar su rendimiento.

Con la pandemia el indicar de riesgo de pobreza y exclusión social de la población infantil se ha incrementado hasta llegar a un 30,1%

Este año en España, uno de cada tres niños crecerá en situación de pobreza. Son casi 2,5 millones de niños y niñas afectados.

Desde 2013 el programa Becas Comedor de Educo ha llegado a casi 38.000 niños y niñas, con más de 3 millones 300 mil comidas.

Entre julio y septiembre de 2020, Fundación MAPFRE aportó 200.000€ al programa Apoyo Escolar Educo 2020-2021 para la compra de material escolar básico para el inicio del curso y ordenadores portátiles para revertir la brecha digital.

En esa línea, entre julio y septiembre de 2020, Fundación MAPFRE ya participó en el programa Apoyo Escolar Educo 2020-2021 aportando 200.000€ para la compra de material escolar básico para el inicio del curso –desde la mochila al estuche, bolígrafos, rotuladores, tijeras o cuadernos– y ordenadores portátiles para revertir la brecha digital.

Educo viene trabajando desde 2013 en este programa de Becas Comedor con el que han conseguido llegar a casi 38.000 niños y niñas, con más de 3,3 millones comidas. Las familias de esos niños integrados en el programa no han podido acceder a las becas públicas para el comedor escolar o bien han accedido parcialmente y no pueden cubrir el resto del coste. En el curso escolar 2019-2020, trabajaron en 228 colegios repartidos por todas las comunidades autónomas de España.

El funcionamiento es sencillo: el importe de las becas lo reciben directamente los centros de Infantil y Primaria, públicos o concertados, con los que Educo firma convenio. Una vez que la beca ha sido concedida, el colegio se encarga de comunicarlo a la familia y esta  firma con el centro una carta de aceptación en la que asume una serie de compromisos, entre los que figuran la renuncia a la ayuda en el caso de que su situación económica mejore. Durante todo el curso, se mantiene un contacto continuo con las direcciones de los colegios para hacer un seguimiento y atender las necesidades urgentes que puedan surgir. Al final del curso escolar, las escuelas remiten un informe cualitativo de cómo ha mejorado la situación de las niñas y los niños becados, así como la de sus familias.

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