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El día después del volcán de La Palma: dar luz a una isla arrasada

Si hay algo que no puede fallar en una emergencia, eso es el suministro eléctrico. Ni aunque la lava de un volcán destruya todo

Ana García Novo

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Si hay algo que no puede fallar en una emergencia, eso es el suministro eléctrico. Ni aunque la lava de un volcán arrase con todo

Ana García Novo

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Jaime Martín vive cerca del famoso Mirador de Tajuya, el balcón desde el que visitantes y prensa se asomaron durante casi tres meses al horror del volcán de Cumbre Vieja en La Palma. Donde otras personas veían coladas de lava que arrasaban con todo, Jaime veía nombres propios. “Yo instalé los contadores de las redes de riego en toda la zona, conozco a la gente casa por casa, finca por finca. He visto cómo lo perdían todo”, reconoce Jaime. “Ves a gente mayor abandonar sus casas, a otros salir con lo puesto… yo tenía acreditación para entrar en la zona afectada, estaba dentro día a día. Ha sido muy duro”.

El testimonio de Jaime sirve para hacerse una idea de lo que realmente supone un volcán en erupción para la vida de las personas. También lo que significa el día después del volcán. “Muchas personas no tienen ni una casa a la que volver. Lo han perdido todo y es muy complejo asimilar eso. Ahora ves en lo que se ha convertido todo ese terreno y se te cae el mundo al suelo”, explica.

Estos son los mimbres sobre los que miles de palmeros deben reconstruir ahora sus vidas. Jaime, también. Ha perdido el cuartel general de su empresa, una nave construida en 2017 y que el volcán se llevó por delante. Ahora toca volver a ponerse en marcha lo antes posible. Una labor para la que resulta esencial que la energía eléctrica llegue allí donde se necesita.

En cifras

Los estragos del volcán en la red eléctrica de La Palma

Los 85 días de erupción del Cumbre Vieja han cambiado por completo la vida de los palmeros, especialmente aquellos que han perdido sus hogares y medios de vida. Además, las coladas destruyeron 136,5 kilómetros de líneas eléctricas, 25 centros de distribución, 85 torres de media tensión, 1.700 postes de madera y metálicos y afectaron a 2.200 puntos de suministros. Endesa ha invertido 10 millones de euros de inversión en reparaciones y mantenimiento para reconstruir el anillo eléctrico de La Palma.

136km

Longitud de líneas eléctricas destruidas.

2.200

Puntos de suministro afectados.

10

Millones de euros de inversión para reconstruir el anillo eléctrico de La Palma.

*Fuente: Endesa

Una catástrofe poco común

“Hasta hace poco tiempo, el suministro eléctrico se asociaba exclusivamente con la luz. Sin embargo, cada vez más cosas dependen de él”, resume José Manuel Revuelta, director general de Infraestructura y Redes de Endesa. Revuelta se refiere a servicios cotidianos que dependen de esta energía más allá de pulsar un interruptor que enciende una lámpara, como las telecomunicaciones o la propia distribución de agua. Y también a otros no tan evidentes. “En una situación como la que ha vivido La Palma, es indispensable que los hospitales, los servicios de emergencia e incluso los ayuntamientos tengan suministro de electricidad”, añade.

En este sentido, las empresas como Endesa afrontan todo tipo de emergencias. Sin embargo, no todas son iguales. “La nuestra es una compañía responsable que está preparada para casi todo. Sabemos que somos un servicio esencial y que cada vez lo somos más. Con todo, el volcán de La Palma para nosotros ha sido un auténtico máster porque ha combinado todos los factores que pueden llevarte al límite”, asegura el experto.

El volcán de La Palma para nosotros ha sido un auténtico máster porque ha combinado todos los factores que pueden llevarte al límite en una emergencia

¿Y cuáles son esas peculiaridades? Para empezar, la catástrofe se ha dado en una isla, en la que tanto las redes de distribución de energía eléctrica como la logística son más complejas. A estos factores hay que sumar otros que tienen que ver con la extensión en el tiempo: una erupción dura más, en este caso 85 días, que otras emergencias climatológicas. También aparecen problemas muy específicos como las cenizas, que pueden provocar averías, o los gases, que dificultan las intervenciones del personal sobre el terreno.

Muchos frentes abiertos

“A todo esto hay que sumar los trabajos contra el reloj. Por ejemplo, la red de agua se vio afectada y tuvimos que conectar las desaladoras en tiempo récord. Por supuesto, las personas que vuelven a sus casas necesitan tener luz lo antes posible. Todo esto lo afrontas en un contexto en el que las carreteras están cortadas y tienes que dar la vuelta a toda la isla para ir de un punto a otro”, recuerda José Manuel Revuelta.

Para Carlos Lafoz, director de Distribución de Endesa en Canarias, el volcán también ha sido una experiencia extraordinaria. “Piensas que lo has vivido todo, pero un volcán en erupción es algo totalmente distinto. Hemos superado todo tipo de emergencias cuya duración está más o menos prevista, pero aquí te encuentras con lava que no solo arrasa con todo. Además, te cambia el mapa sobre el que debes trabajar”, indica.

136,5

kilómetros de líneas eléctricas se vieron afectadas por la erupción.

Centro reparto

El avance de las coladas arrasó a su paso 1.700 postes, 85 torres de tensión y 25 centros de distribución.

De hecho, la lava del volcán de Cumbre Vieja ha cambiado la orografía de la isla, que ahora presenta alturas diferentes en muchos puntos del terreno. “Ha borrado incluso trozos de nuestro mapa de redes. Ahora aparece como un puzle que debemos resolver”, añade Lafoz. “Mantener el suministro en estas condiciones no es una ciencia exacta porque no sabes cómo va a reaccionar el volcán. Piensas soluciones, pero el volcán abre una nueva boca y ya no sirven. Hay que volver a empezar”.

Salvar para reconstruir

En este contexto tan inestable se vieron trabajando los equipos de Endesa para mantener el suministro de energía eléctrica de la isla en plena emergencia. También para evitar males mayores en el día después. Aunque las cifras imponen, con 136,5 km eléctricas y 25 centros de distribución destruidos, junto a 2.200 puntos de suministro afectados, las consecuencias de la catástrofe sobre el suministro eléctrico podrían haber sido mucho peores.

“Estábamos en alerta las 24 horas de los siete días de la semana. Había un equipo de hasta 40 personas que observaba la evolución del volcán para que pudiéramos adelantarnos a la lava y desconectar las partes de la red que fueran necesarias”, recuerda José Manuel Revuelta. Unos trabajos de vigilancia y actuación que también incluían evitar el efecto dominó de la lava al empujar los apoyos del cableado, así como reducir rápidamente la tensión allí donde se podía provocar un cortocircuito.

“Nuestros equipos saben que el suministro eléctrico es esencial para los palmeros y eso es algo que siempre han puesto por delante”. Carlos Lafoz, director de Distribución de Endesa en Canarias.

“También revisamos las líneas con equipos para retirar las cenizas y empleamos un sistema de gestión a distancia que nos permite salvar los gases. Es en momentos como este cuando una empresa tiene que demostrar que está a la altura, no importa lo que cueste. Además, el compromiso de la gente de La Palma ha sido espectacular”, destaca Revuelta.

El día después

Tras la emergencia, llega el momento de volver. Hay quien tiene un sitio donde hacerlo y quien no, pero, al final, todos deben recuperar su vida. “La verdad es que la empresa suministradora de electricidad se ha movido. Ha llevado incluso grupos electrógenos allí donde no llega el suministro de electricidad”, destaca Jaime Martín. “La lava se llevó por delante centros de transformación y el anillo que suministraba a la isla. Se está trabajando ya para reponer todo eso”.

Yo instalé los contadores de las redes de riego en toda la zona, conozco a la gente casa por casa, finca por finca. He visto cómo lo perdían todo

Jaime Martín, vecino de La Palma

La lava también afectó a las líneas subterráneas de suministro a causa del calor, dejando varias zonas aisladas. “En esos lugares no ha quedado más remedio que instalar grupos electrógenos porque no hay otras instalaciones. Tenemos ya proyectos en marcha que buscan soluciones alternativas con nuevos centros de transformación que sustituyen a los que se han destruido. Son importantes sobre todo ahora, que la gente está volviendo a sus casas a limpiar y se están reconstruyendo los accesos. En breve estarán de nuevo instalados en sus hogares y necesitan tener luz”, explica Carlos Lafoz.

En esta situación, es necesario establecer prioridades. “La primera, para nosotros, es llevar luz a la gente que vuelve a sus casas. Nosotros no podemos ser un obstáculo en estas circunstancias, sino todo lo contrario”, asegura José Manuel Revuelta. “En segundo lugar, tenemos que mantener la red existente para rápidamente volver a mallar, es decir, a cerrar los circuitos que se han roto para dar robustez de nuevo a todo el suministro eléctrico”. Mientras tanto, Endesa está instalando en tiempo récord dos centrales térmicas portátiles en Los Llanos de Aridane y Las Manchas, con una potencia conjunta de 13 MW. Entrarían en funcionamiento si se produjera un fallo en las redes actuales que alimenta la central térmica Los Guinchos.

Apoyo cuando más se necesita

Con el fin de ayudar a las familias afectadas por el volcán en La Palma, Endesa ha puesto en marcha distintas iniciativas destinadas a mitigar las consecuencias económicas y sociales que han tenido que afrontar. Una de ellas consistió en la puesta en marcha de un teléfono gratuito 24 horas para que todos los clientes de La Palma que lo desearan pudieran solicitar la tarifa especial con descuentos del 50% durante los próximos meses.

En total, la compañía ha gestionado ya 10.120 solicitudes de clientes para acogerse a esa reducción y 714 personas afectadas utilizaron el teléfono habilitado por Endesa para evitar desplazamientos. El resto acudió a alguno de los tres puntos presenciales habilitados en la isla.

El plan de apoyo que Endesa puso en marcha de manera inmediata contemplaba otras medidas, como la rescisión automática de los contratos y anulación de las facturas desde el primer día de la erupción del volcán para aquellos palmeros que hayan perdido sus viviendas a consecuencia del empuje de la lava del volcán Cumbre Vieja. En total, Endesa ha dado de baja 2.700 puntos de suministro, que podrán restablecerse sin coste cuando los propietarios decidan solicitar su reanudación.

Implicación máxima

Esas labores de reconstrucción de la red de suministro cuentan con una enorme baza a su favor: la implicación de las personas que trabajan sobre el terreno. “Una de las grandes ventajas de nuestro equipo técnico en La Palma es que está allí. Su implicación es máxima porque viven cada día en la isla y conocen a la gente”, destaca Carlos Lafoz.

El volcán de La Palma ha sido un auténtico máster para nosotros porque ha combinado todos los factores que pueden llevarte al límite en una emergencia

José Manuel Revuelta, director general de Infraestructuras y Redes de Endesa

“Son personas admirables. Tanto nuestro equipo técnico propio como las personas que trabajan en nuestra empresa colaboradora que está en La Palma han perdido algo, ya sea directamente o sus familiares. Recuerdo que, al segundo día de la erupción, un técnico nos enseñó fotos de la casa de su suegra con la lava que llegaba a la ventana de la cocina. Era desolador. Sin embargo, allí están, trabajando para devolver la normalidad a la isla, proponiendo soluciones desde su conocimiento del terreno”, añade.

El experto afirma que, ahora, la principal preocupación de Endesa consiste en recorrer el perímetro de la lava para ver a qué casas están volviendo las familias, cuáles son sus necesidades y cómo facilitar el suministro a aquellas viviendas que todavía permanecen aisladas para que sus habitantes dispongan de luz y agua en el momento en el que puedan regresar. “Nuestros equipos saben que el suministro eléctrico es esencial para los palmeros y eso es algo que siempre han puesto por delante, incluso cuando han perdido algo no han bajado los brazos. Han estado a la altura de una manera ejemplar”.

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Ahora, los habitantes de La Palma esperan una vuelta a la normalidad que, en su caso, significa mucho más que driblar a un virus o lidiar con restricciones sanitarias. Para Jaime Martín, lo esencial es que esas personas que vio marcharse desde el mirador de Tajuya puedan volver no solo a sus casas, sino también a sus trabajos. “Pido que dejen volver a la gente, que nos reubiquen a las empresas que hemos perdido nuestras instalaciones. Si tiene dónde trabajar, la gente vuelve”, asegura Jaime. “También me gustaría agradecer a toda la gente que se ha volcado con la isla”, finaliza. “El apoyo ha sido espectacular”.