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La historia de Djibril, el pequeño chimpancé “huérfano” que crece en Valencia

Su madre le rechazó, pero gracias a la intervención del equipo de profesionales de los BIOPARC, su familia ‘adoptiva’ le recibió con los brazos abiertos. Esta es la historia de un chimpancé que encontró un hogar donde ser feliz y preservar su especie

Laura Fortuño

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No estaba Kika preparada para la maternidad. Algo razonable teniendo en cuenta su historia: la chimpancé fue capturada en la selva cuando era solo un bebé, después de que mataran a su madre. Pero aún hay más: vivió sometida a constantes abusos físicos y psicológicos en un circo hasta que la Guardia Civil la rescató. Fue en Bioparc Fuengirola donde empezó a disfrutar de la vida junto a su compañero Napo y donde nació, hace tres años, el simpático Djibril. 

Un nombre característico para un chimpancé que es mucho más que una cría: supone una gran esperanza para la perpetuación de  la familia de chimpancé Occidental (Pan troglodytes verus), gravemente amenazada de extinción en el medio natural. Los genes de Kika, de origen africano, no están representados en Europa porque no tiene parientes cercanos. Sin embargo, al no haber podido aprender el comportamiento maternal, no supo cómo criar a su bebé. Por eso, el equipo de Bioparc Fuengirola reaccionó enseguida salvándole la vida: lo trasladaron a Bioparc Valencia, donde creían que podía haber una madre adoptiva ideal para Djibril.

Sin embargo, ese proceso de adaptación no es tan sencillo. Primero, el pequeño Djibril tuvo que pasar 24 horas al día bajo los cuidados del personal del parque. Juegos, biberones, porteo, caricias y un contacto muy progresivo con la que sería su futura familia. Unos cuidados muy similares, en realidad, a los de un bebé humano. No hay que olvidar que los chimpancés y los humanos compartimos casi un 99% de genoma, según los datos del Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano. Pero la relación con la madre adoptiva no cuaja. Y es aquí cuando aparece Eva, una chimpancé con un carácter muy bueno, que ya ha cuidado a otras crías, y que tiene todas las papeletas para ser la tutora de Djibril. 

El instinto maternal de su tía Eva

El vínculo entre Eva y Djibril se estrecha con el tiempo y la alegría en Bioparc Valencia es cada vez más visible. El pequeño empieza a aprender la vida del chimpancé y los cuidadores van, poco a poco, retirando su presencia hasta que llega el esperado y emocionante momento: Djibril está preparado para convivir con todo el grupo en el recinto del bosque ecuatorial de Bioparc Valencia. 

Tímido e inseguro al principio, pero arropado por el personal técnico del parque, Djibril empieza su nueva etapa. El pasado abril cumplió 3 años y ya es uno más en la familia, pero, además, la historia el inquieto y cariñoso Djibril ha permitido añadir un rayo de esperanza en la preservación de los chimpancés en nuestro continente gracias a la coordinación de los Bioparc Fuengirola y Valencia. 

Un viaje por la naturaleza salvaje

Los animales deambulan en total libertad y solo estanques, arroyos y rocas los separan de los visitantes. Porque recrear los hábitats salvajes más bellos para que podamos sumergirnos en ellos es el objetivo de Bioparc, una nueva forma de acercarse a los animales y paisajes sin barreras visuales, a la vez que se protege el medioambiente y se preservan las especies animales en peligro de extinción. Por eso, una parte del importe de la entrada se destina a proyectos de conservación del hábitat natural de estas especies, y de hecho, la Unión Europea aprobó en octubre de 2020 la Estrategia para la Biodiversidad 2030, donde reconoce el papel fundamental de la conservación ex situ para mantener la diversidad genética de las especies salvajes.

Los parques se encuentran dentro de tres ciudades que son importantes destinos turísticos: Bioparc Valencia, Bioparc Fuengirola y Bioparc Acuario de Gijón. En Valencia, donde vive felizmente Djibril, hay más de 3000 animales de 160 especies de diferentes, algunas tan extrañas como las ratas topo o los oricteropos. Además, solo en la ciudad del Turia se puede contemplar la única visión subacuática de hipopótamos de España nadando entre varias especies de peces, con la sensación de que conviven con los temidos cocodrilos. 

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Bioparc Fuengirola también es único: fue el primer parque centrado en las selvas del mundo. Quienes lo visiten podrán adentrarse en las selvas tropicales, desde la isla de Madagascar hasta las del Indo Pacífico, y descubrir especies desconocidas como el ciervo ratón (el más pequeño del mundo), el panda rojo, protagonista de la última película de Disney, o el hipopótamo pigmeo. 

Gijón, por su parte, regala un entorno único para los amantes de la naturaleza. Bioparc Acuario de Gijón se sitúa frente a la playa de Poniente, mirando al mar, en un lugar de belleza inigualable que permite contemplar tiburones toro saltando al atardecer, tortugas marinas o anémonas joya. Además, el equipo del parque trabaja para incorporar nuevas especies, y ya se puede disfrutar de los peces cocodrilo, las ranas flecha o todos los personajes principales de la película Buscando a Nemo, porque visitar Bioparc sí que es un plan de cine. 

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Bioparc. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.