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Energía

Fraude eléctrico y marihuana: una amenaza más común (en España) de lo que parece

Ana López-Varela

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Los enganches ilegales a la red eléctrica son muy peligrosos para los ciudadanos que, de entrada, acaban asumiendo el precio de esa energía sustraída

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Ana García Novo

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No hace falta ser consumidor de cannabis para acabar pagando por él. Según datos de Endesa, los casos de fraude eléctrico vinculados al mantenimiento de plantaciones de marihuana en España se han duplicado en los últimos cuatro años. Y no hay que salir a campo abierto o encontrar una nave industrial para dar con ellos. Está pasando en el piso de abajo, en la casa de enfrente, en aquel chalet que está a la vuelta de la esquina. El de la marihuana es el caso más llamativo, pero el submundo del fraude eléctrico se extiende a otros muchos ámbitos.

En 2021, la compañía eléctrica cerró 1.636 expedientes de fraude ligados a este tipo de cultivos localizados en el interior de viviendas o edificios, el doble que en 2018. Una cifra que arroja una media de 4,5 conexiones ilegales para el cultivo de hierba destapadas al día y pone de manifiesto una realidad creciente en muchas localidades de nuestro país. Dicen los expertos que España se ha convertido en el huerto de Europa. Probablemente por el incremento del consumo entre la población, los elevados precios del cannabis en el norte y centro de Europa y un Código Penal más laxo que el del resto de países europeos tanto en lo relacionado con el delito contra la salud pública derivado del cultivo y tráfico de marihuana como con el propio fraude eléctrico. Así, el robo de energía para alimentar las plantaciones de marihuana ha hecho del problema algo que afecta directamente al bolsillo y la seguridad de los vecinos, la calidad del suministro eléctrico, el mantenimiento de infraestructuras y la convivencia y seguridad ciudadana.

El fraude eléctrico es una práctica habitual en España. Sólo en 2021, desde Endesa detectaron más de 71.000 casos –un 13% más respecto a 2020–. La energía recuperada en dichos fraudes rozó los 795 millones de kWh, lo que equivale al consumo de 240.000 hogares. De esa energía rescatada por e-distribución, la filial de Redes de Endesa, un 20% –o lo que es lo mismo 159 millones de kWh y el equivalente al consumo de 45.000 hogares– estaba relacionada con el cultivo de grifa.

Según la compañía, el consumo medio de una plantación de marihuana equivale al de 80 viviendas. En algunas áreas con alta concentración de fraude, este tipo de estafas representan hasta el 80% del total de la electricidad consumida en la zona. Las estimaciones indican que el consumo de las plantaciones de marihuana en España ascendería a 1,5TWh, el equivalente a la demanda de electricidad de Palma de Mallorca en un año.

Lo cierto es que se ha detectado una profesionalización del fraude eléctrico en general que se agrava especialmente por la proliferación de plantas ilegales de cultivo de marihuana. Sin estos enganches ilegales a la red, las plantaciones no serían rentables. Es evidente que estos fraudes suponen un perjuicio para toda la sociedad no sólo porque se traducen en un incremento de la factura eléctrica del conjunto de los consumidores y una merma en la recaudación fiscal del Estado –con un impacto considerable en la recaudación de impuestos como el IVA–, además de propiciar la competencia desleal, sino porque entrañan un grave peligro para los usuarios hasta el punto de amenazar su integridad física. 

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UN FRAUDE CON IMPORTANTES RIESGOS PARA LA SALUD

Tal y como señala José Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa, más allá de que sea una práctica castigada por ley o del impacto económico que tenga, “por encima de todo, las conexiones irregulares y manipulaciones de la instalación eléctrica implican importantes riesgos para la salud de la persona que las realiza y de las que le rodean, ya que pueden provocar incendios, electrocuciones y descargas eléctricas”. En los últimos años han proliferado los incendios en viviendas, naves o garajes que, en ocasiones, han provocado heridos de diversa consideración e, incluso, la pérdida de vidas. 

Las conexiones irregulares y manipulaciones de la instalación eléctrica pueden provocar incendios, electrocuciones y descargas eléctricas

José Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa

Las infraestructuras eléctricas utilizadas en las plantaciones son cada vez más sofisticadas y, en algunos casos, demandan una potencia compatible con un uso de naturaleza industrial. “La sobrecarga provoca puntos calientes en la red de distribución y las instalaciones de los propios clientes, que pueden generar incendios en las instalaciones», explican desde el área de Inspecciones en Andalucía y Extremadura de Endesa. Se han dado casos como el de Badalona en una casa okupa en enero de 2019 en el que ardió todo el bloque y hubo tres fallecidos como consecuencia de un enganche directo. «Si bien es cierto que la defraudación de fluido nos impacta económicamente, realmente por lo que tenemos que luchar es por la seguridad no sólo de las instalaciones sino de las personas. Manipular las instalaciones, eliminando esas protecciones impuestas por la normativa, pone en riesgo vidas”, agregan.

Una situación que no parece fácil de atajar, pues las plantaciones de interior son un problema creciente. Según los expertos, ofrecen mejores resultados que los cultivos de exterior, obteniendo hasta cuatro cosechas en un año. Para ello necesitan de grandes cantidades de electricidad para hacer funcionar los sistemas de iluminación, climatización y ventilación necesarios para el cultivo. De hecho, el consumo de las plantaciones de marihuana es continuo, la luz está funcionando 24 horas al día. Y ahí es donde llegan los enganches ilegales a la red. Un fraude que se ha convertido en un problema permanente, entre otras cosas, porque el escaso o bajo nivel de las sanciones compensa a los defraudadores en caso de ser descubiertos. 

Los fraudes se suelen dividir en dos modalidades: los enganches directos sin contrato de suministro –conectando directamente a la red de baja tensión o a instalaciones particulares de usuarios– y las manipulaciones con contrato, que afectan tanto al contador como a la instalación particular de enlace –con el objetivo de que no se registre lo que realmente se está consumiendo–. Casi el 55% de los fraudes eléctricos detectados por Endesa se realizan a través de la primera variante. En ambos casos el efecto es el mismo: la explotación de la red eléctrica de manera ilegal, algo tipificado como delito en el artículo 255 del Código Penal. 

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La pena derivada del delito del delito de fraude eléctrico va de 3 a 12 meses de multa a partir de los 400€ de defraudación. Si no se puede saber la cifra defraudada, la ley dice que la cantidad a facturar corresponderá al 100% de la potencia eléctrica contratada o que se debiese haber contratado durante seis horas al día en el último año.

Como indican desde la compañía, en los últimos años se han registrado numerosos casos de incendios en viviendas dedicadas al cultivo de este psicotrópico, accidentes ocurridos en bloques de viviendas que amenazaron la seguridad del resto de vecinos. No son casos aislados. Sirvan de ejemplo tres noticias publicadas este verano. En julio ardieron dos viviendas que tenían puenteado el suministro eléctrico para mantener marihuana en la localidad alicantina de Petrer. Días antes, un enganche ilegal provocó un fuego en una finca de Granada tras prenderse el cajetín y una llamada a los bomberos en una pedanía murciana destapó una plantación de cannabis. Las vías para detectar los fraudes son múltiples.

“Existen una serie de canales, un correo electrónico, un teléfono totalmente anónimo, la página web, a través de los que los clientes denuncian. Pero la principal herramienta para localizar fraudes es el análisis de datos, el uso del big data y del machine learning. Tenemos modelos de aprendizaje automático para la detección de pérdidas de energía creados gracias a toda la información de la red y del propio suministro, es decir consumo, curvas de carga, cortes, altas, bajas, cambios, mediciones en el centro de transformación, que con inteligencia artificial identifican posibles fraudes de los cuales uno de cada dos se confirma”, explica José Antonio Franco, responsable de Recuperación de Energía de Endesa.

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Así gracias a la digitalización, las redes neuronales, los videoscopios, trazadores que funcionan con ultrasonidos, cámaras termográficas de largo alcance y técnicas de machine learning (aprendizaje automático) y deep learning (aprendizaje profundo) se detectan comportamientos anómalos que ayudan a afinar las inspecciones de campo y mejorar su efectividad para localizar y verificar los enganches ilegales. Existe incluso un ‘analizador en red’, un pequeño chivato que se instala sin necesidad de cortar el suministro y registra lo que se gasta realmente aunque no pese por el contador. “Esas mediciones de las inspecciones de campo se hacen tanto en el suministro afectado como en los centros de transformación [donde se pasa de la media a la baja tensión que es el formato que llega a las viviendas y negocios], centros de los que pueden depender, según si es una zona más industrializada o urbana, hasta 400 clientes”, explican desde el departamento de Inspecciones en Andalucía y Extremadura de Endesa. 

Una vez llegado al punto donde se encuentra la pérdida de energía hay que ir acotando hasta que se da con un edificio, vivienda o negocio concreto. “Ese es el momento donde los técnicos tienen que desplegar su ingenio puesto que el fraude ha evolucionado mucho en los últimos años. Del típico enganche directo se ha pasado a manipulaciones mucho más difíciles de detectar, escondidas incluso tras las paredes”, cuentan. Una vez localizados los enganches, además del uso de las nuevas tecnologías es vital la colaboración con las instituciones. En 2021, Endesa realizó más de 2.000 operaciones conjuntas con las Fuerzas de Seguridad para combatir las conexiones ilegales a la red.

1,7 M

de plantas de cannabis fueron incautadas en 2020

Según datos del Ministerio del Interior, desde 2015 las incautaciones de marihuana y plantas de cannabis en España han experimentado fuertes incrementos de entre un 150 y un 305%, sobre todo a partir de 2019. La Encuesta Anual sobre Drogas señala que en 2020 se incautaron más de 1,7 millones de plantas de cannabis (frente a las 724.611 que se habían requisado en 2016) y parece una tendencia al alza pues antes de cerrar 2021 esa cifra se había superado con creces.

Qué hacer si sospechas que has detectado un enganche ilegal al suministro eléctrico

Al margen de los enganches directos a la red eléctrica, el robo de electricidad se puede dar también entre vecinos. Es importante tener claro que, como particular, la responsabilidad de la red eléctrica desde la caja general de protección, incluyendo el contador, hasta la vivienda recae sobre el usuario. Por lo que si se produjera un accidente como consecuencia de una manipulación no autorizada, la responsabilidad legal sería suya. Por eso, ante la sospecha de que se está siendo víctima de un enganche ilegal se deben tomar medidas de inmediato. 

La mejor forma de descubrir si alguien nos está robando la luz es prestar atención al consumo y hay que anotarlo con exactitud. Después de obtener ese dato lo ideal es bajar los plomos en el cuadro eléctrico de la casa o negocio para anular cualquier tipo de consumo eléctrico. Tras dejar pasar un tiempo prudencial y volver a revisarlo, el consumo registrado en el contador debería estar igual. De haber movimientos en el contador es bastante probable que alguien de la comunidad esté cometiendo un fraude eléctrico con un enganche ilegal al suministro revisado. Si hay indicios de delito lo más recomendable es contactar con un instalador autorizado y/o la empresa distribuidora que corresponda según la zona geográfica. Para evitar situaciones incómodas la denuncia puede realizarse de manera anónima. Lo mismo hay que hacer cuando se detectan comportamientos extraños y usos anómalos de energía en casas de vecinos o del entorno. Esas llamadas de atención son una herramienta de gran ayuda para las empresas distribuidoras y pueden atajar muchos problemas futuros.

Si el contrato de luz es con Endesa, e-distribución pone tres opciones de aviso de fraude a disposición de sus clientes, manteniendo el total anonimato del informador: por teléfono, al número gratuito 800 760 220; enviando un correo electrónico, a ‘anomalias@endesa.es’, o a través de un formulario web. Por suerte, los usuarios cada vez están más concienciados del perjuicio que suponen estos fraudes  y colaboran para evitarlos. Sólo durante 2021, las denuncias realizadas por estos canales derivaron en 12 mil inspecciones.