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FUTURO AZUL

Esto es lo que la acuicultura puede hacer para acabar con el hambre o la pobreza

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, los aspectos medioambientales tienen un gran peso. Analizamos los 10 puntos donde la acuicultura puede jugar un papel esencial para lograr un futuro mejor, garantizando el acceso a los alimentos y el cuidado del entorno

Ana Belén Madrid

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Seguro que has oído hablar de ello. En el año 2015, los países integrantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) firmaron la Agenda 2030, resolución que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (los famosos ODS) y 169 metas de sostenibilidad. La cifra demuestra la magnitud de este ambicioso plan. Los objetivos y las metas son de carácter integrado e indivisible, conjugando las tres dimensiones del desarrollo sostenible. Porque no hablamos solamente de un tema ambiental, sino también social y económico. Un tridente de acciones en las que la acuicultura, por sus características como actividad, tiene mucho que decir y hacer.

Durante los próximos 15 años, estos objetivos estimularán esferas de importancia crítica para la humanidad y el planeta. Por citar algunos, el acceso a la alimentación de calidad, la sostenibilidad, la igualdad en el entorno laboral, la protección de los recursos naturales, el empleo de calidad, la seguridad alimentaria o la reactivación económica de las zonas rurales. Paradójicamente, todos estos campos se pueden relacionar directamente con la acuicultura, llamada a jugar un papel esencial.

En cohesión con los ODS de la Agenda 2030 de las ONU, y en el contexto también de la economía azul europea, la acuicultura española trabaja para ofrecer alimentos saludables, de alta calidad, y cultivados de manera responsable. Las empresas del sector también generan riqueza y empleo estable, en zonas rurales necesitadas de reactivación. Veamos diez puntos, recogidos en estos 17 ODS, donde la acuicultura puede ayudar a crear un futuro mejor.

La acuicultura española trabaja para ofrecer alimentos saludables y de alta calidad, de manera responsable y generando riqueza y empleo

Salud y bienestar

Alcanzar el ‘hambre cero’, es decir, que todas las personas del mundo tengan acceso a alimentos de calidad, es un ODS fundamental y plenamente alineado con la filosofía del sector. La acuicultura permite el cultivo de alimentos saludables, ricos en proteínas, en grandes cantidades. En consecuencia, contribuye a la seguridad alimentaria, mejora la nutrición y hace más accesibles los precios. Todo ello, a la vez que asegura la sostenibilidad, dado el escaso consumo de agua dulce y de recursos terrestres. Por ello, es una solución de presente y futuro contra el hambre.

Fin de la pobreza

Si analizamos el funcionamiento y los resultados de la acuicultura, veremos que esta tiene un protagonismo vital en la reducción de la pobreza en el mundo. De hecho, otorga un medio de subsistencia a millones de personas en países subdesarrollados y en vías de desarrollo, así como en zonas despobladas de países desarrollados y áreas rurales. Podríamos considerarla un motor social y económico. Al hablar de forma de subsistencia, hay que pensar que actúa por dos vías: al generar alimentos para las poblaciones locales y creando puestos de trabajo que se originan en los viveros de producción, cuyos productos continúan la cadena de generación de empleo y riqueza al venderse en mercados locales, nacionales o internacionales.

La acuicultura está llamada a ser parte de la solución del problema del hambre y la malnutrición en el mundo

Alimentación animal con microalgas

Como es sabido, el pescado de acuicultura es saludable, seguro y nutricionalmente muy interesante. Presenta un alto contenido en nutrientes de alta calidad: Omega 3, proteínas de alto valor biológico, antioxidantes y un amplio abanico de vitaminas necesarias para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Cabe recordar que también es beneficioso para el desarrollo infantil y las personas en edad adulta, siendo una fuente importante de vitaminas de los grupos D, A y B, además de proporcionar micronutrientes minerales, como el calcio, el fósforo, el yodo, el zinc, el hierro y el selenio. La acuicultura garantiza que el pescado se sirva en las mesas de todos los hogares, con precios más accesibles. Al incrementar el consumo de pescado, en consonancia con la apreciada dieta mediterránea, se fomenta la salud.

Igualdad de género

Uno de los retos del sector de la acuicultura es que crezca el número y la representatividad de la mujer en todas las etapas de producción, investigación y desarrollo. Y eso que ya ha producido un progresivo aumento en la cadena de valor, lo que transmite el compromiso de las empresas y organizaciones. Como indica la FAO, el 19 % de las personas empleadas en el sector de la acuicultura a nivel global son mujeres, un dato que está por encima del sector pesquero y que pretende seguir aumentando en los próximos años, a fin de cumplir los objetivos del Plan para la Igualdad de Género en el Sector Pesquero y Acuícola (2015 – 2020).

Acción por el clima

Lo hemos dicho ya: estamos ante una actividad muy respetuosa con el medio ambiente. La acuicultura genera menos gases de efecto invernadero que otros sectores de la producción de alimentos. Como en muchos casos prima el carácter local, la huella de carbono se reduce. También la cantidad de energía, nutrientes, espacio y agua necesarios para producir un kilogramo de proteína animal son mucho menores en los océanos y otros espacios acuáticos que en tierra firme. Si atendemos a los datos de emisiones, los productos de acuicultura española tienen, de promedio, una huella de CO2 inferior al resto de proteínas de origen animal.

La acuicultura tiene el potencial de producir pescado suficiente para la demanda de una población en aumento

Vida submarina

La acuicultura se une a la pesca responsable para no forzar los ecosistemas silvestres de mares, océanos y ríos, protegiendo la vida submarina. Una de sus características con respecto a la protección y preservación de las especies marinas es que favorece que se cumplan las vedas, dando un tiempo de descanso en el que poder equilibrar las poblaciones salvajes de pescados y mariscos. Gracias a ella, muchas especies se pueden seguir consumiendo en cualquier época del año. Como indica la FAO, “la acuicultura es el sector alimentario de más rápido crecimiento y tiene el potencial de producir pescado suficiente para la demanda de una población en aumento”.

Producción y consumo sostenible

El punto anterior nos exige hablar de los modelos productivos. Aunque cada vez se cultiven más alimentos de acuicultura, siempre se hace bajo altos criterios de eficiencia. Al mismo tiempo, el consumo creciente de estos pescados favorece la protección de recursos naturales para las generaciones futuras. Pese a que el 70 % del planeta Tierra está cubierto por agua, solo el 7 % de los alimentos provienen de los mares y los ríos. Se estima que en 2050 la población mundial aumentará hasta los 9.700 millones de personas y requerirá de un 60% más de alimentos de los que actualmente se están produciendo. Mientras otros sectores están al límite de su capacidad, la acuicultura está llamada a ser parte de la solución al desafío.

La acuicultura se une a la pesca responsable para evitar forzar los ecosistemas silvestres de mares y ríos y proteger la vida submarina

Trabajo decente y crecimiento económico

Según datos de la FAO, la acuicultura proporciona trabajo a más de 20 millones de personas en el mundo, además de generar un gran valor agregado y demostrar continuamente su potencial de crecimiento. Es un sector plenamente entroncado con la economía azul, que reconoce la importancia de los mares y los océanos como motores de la economía, pero también apuesta por su gran potencial para la innovación, tal y como define la Unión Europea. Uno de los objetivos esenciales es el crecimiento de la riqueza económica de las comunidades asociadas a la cría de especies de pescado y de cultivo de algas, en especial en aquellas regiones rurales donde ha aumentado el desempleo. Generar trabajo, sí, pero de calidad.

Agua limpia y saneamiento

El uso responsable del agua y el acceso a ella son esenciales para asegurar su disponibilidad en el futuro, más aún si tenemos en cuenta el calentamiento global y las consecuencias que tendrá en los seres humanos. La ONU estima que la forma contemporánea de producción de alimentos supone un 70 % del agua que se utiliza para consumo humano. En el caso de la acuicultura española, las instalaciones se sitúan en los propios mares, utilizando los recursos naturales para el cultivo, o en los ríos, donde emplean el agua que luego se devuelve en condiciones depuradas. Así pues, el sistema empleado facilita la obtención de proteínas de calidad con mucha menos agua que otros sectores de la alimentación.

Alianzas para lograr los objetivos

Una última reflexión: el crecimiento sostenible no se puede lograr sin una estrategia sectorial. La coordinación de la Administración Pública, las empresas y los centros de investigación resulta fundamental para seguir innovando y avanzando en el sector de la acuicultura. Porque como hemos visto, es una actividad segura y responsable, a la par que garante de un futuro mejor. Invertir en la mejora y la formación puede garantizar un crecimiento sostenible a nivel medioambiental, social y económico. Y eso, a la postre, desemboca en que todos vivamos bien.

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