4 claves

I

Un consumidor comprometido es un consumidor activo

La clave para ser un consumidor consciente pasa por acabar con la pereza y romper con la inercia de comprar lo primero que encontremos sin pararnos a pensar nada más. Y supone, por tanto, salir de esa espiral de inconsciencia y de poner las prisas como excusa de no darnos cuenta de lo que hacemos. Se trata, al fin y al cabo, de cambiar nuestras costumbres más asentadas, aunque nos cueste un poco al comienzo. No se trata de hacer un sacrificio, ni mucho menos, pues este cambio de hábitos redundará en beneficios para nosotros mismos y para toda la sociedad. Todos salimos ganando con un modelo de consumo más justo y sostenible.

II

Información al poder

Una de las consecuencias de ese consumo inconsciente que no se para a pensar en las historias que hay detrás de los productos es la falta de información. Un consumo responsable es siempre un consumo informado. Ser conscientes de qué impacto tiene en la sociedad y en el medio ambiente la producción y el consumo de ese producto que acabas de comprar. Saber quiénes son y qué hacen todas esas personas que son necesarias para que un mueble o una prenda de ropa lleguen a tus manos. Esto pasa, por ejemplo, por informarse acerca de los proyectos de responsabilidad social que apoyan las empresas, muy especialmente las más grandes.

III

Proyectos de responsabilidad social

Tal y como explica Mónica Chao, directora de Sostenibilidad de IKEA España, “cada vez hay más empresas involucrándose en proyectos sociales”. Y sobre todo, destaca, lo están haciendo “con una nueva visión de cómo integrarlos en nuestros negocios. Generar ecosistemas de producción donde se benefician más personas y más agentes, cada uno contribuyendo de una forma”. Un ejemplo de esto es el de IKEA con su proyecto Ellas lo bordan, una empresa de inserción que da oportunidades laborales a mujeres que atraviesan situaciones complicadas. Hasta ahora han pasado por el taller 25 mujeres de 15 nacionalidades distintas, que han producido 53.000 cojines de la colección ÅTERSTÄLLA, a la venta en las tiendas de IKEA. Todo el dinero obtenido con la venta de estos cojines se destina a que el taller continúe con su labor.

IV

Enfoque en positivo

Jon Kortajarena nos recuerda que “el futuro lo tejemos entre todos” y Abril Zamora añade que, con un consumo consciente, “podemos hacer que las vidas que hay detrás del producto sean un poco mejores”. Y también serán un poco mejores nuestras propias vidas al saber que estamos contribuyendo a una sociedad sostenible en la que quepamos todos. Por ello, es importante destacar el gran impacto social positivo que tienen las iniciativas de emprendimiento social. Un impacto que se deja notar en empleos, en oportunidades, en igualdad y en un medio ambiente más limpio para todos.